Ya podemos abolir el fútbol y levantar la copa mundial de la hipocresía

06/Jun/2018

Clarín- por Miguel Viñazki

Ya podemos abolir el fútbol y levantar la copa mundial de la hipocresía

Se suspendió el partido de fútbol entre
Argentina e Israel en Jerusalén después de una protesta de militantes por las
acciones del Estado Judío ante Palestina.
Cabe imaginar entonces que para ser coherentes
la Selección no jugará en Rusia, porque desde el Kremlin se decidieron las
incursiones militares en Siria en complicidad con el tirano Bashar Al Assad que
determinaron la muerte de miles de ciudadanos de ese país.
Tampoco deberíamos jugar entonces ante
Islandia, porque fuerzas de ese país conformaron las alianzas que invadieron
Irak y Afganistán a sangre y fuego.
Tampoco contra Nigeria en protesta por las
atrocidades perpetradas por el colectivo terrorista Boko Haram ante miles de
víctimas, mujeres en su mayoría.
Por supuesto, hay que evitar Croacia, en
solidaridad con los serbios quienes no convalidan la brutalidad croata en la
guerra que los enfrentó y que mató a tantos: claro que los serbios tampoco
fueron santos ni mucho menos.
NI hablar de las pasadas alianzas croatas con
los nazis.
Hay que advertir que no jugaremos contra
España, por los enclaves coloniales en Ceuta y Melilla, por las verjas
electrificadas en estos sitios que matan inmigrantes.
Tampoco contra Francia por sus políticas
históricamente colonialistas ni contra Arabia Saudita por la opresión en ese
país contra las mujeres ni contra Brasil, que encarceló a Lula, y por su pasado
esclavista que no cede del todo habida cuenta de la discriminación que sigue
existiendo…
En rigor, y por supuesto según esta línea de
conducta, tampoco la Selección debiera presentarse jamás a jugar en Palestina;
la franja de Gaza está dominada por el grupo terrorista Hamas, y en guerra con
la Autoridad Palestina que gobierna Cisjordania
No juguemos con nadie. Ni con nosotros mismos
que ni siquiera podemos lidiar con nuestros casos de corrupción.
Podemos abolir el fútbol, convertirnos en faro
moral, y levantar la copa mundial de la hipocresía universal.